“A José María Palacio” de Antonio Machado
ESTILÍSTICA DEL
VERBO
Nos
encontramos con un texto perteneciente al género lírico, concretamente un poema
de la obra Campos de Castilla de Antonio Machado, claro representante
del grupo literario del 98.
Después
de un primer saludo al destinatario de la misiva, y tras una minuciosa
descripción del despertar de la naturaleza en primavera, el poeta ruega a su
amigo que tome las primeras flores y vaya a depositarlas sobre la tierra donde
reposa su esposa muerta.
Observamos,
desde el punto de vista estrictamente morfológico, formas en presente (“es”,
“tienen”, “hay”, “está”, “quedan”), futuro (“estarán”, “libarán”, “faltarán”) y
algunas perífrasis en los mismos tiempos (“está vistiendo”, “habrán ido
llegando”), todas en tercera persona del modo indicativo, excepto una, “sube”,
en segunda del singular y perteneciente al modo imperativo.
Analizando ya el valor
estilístico verbal, este poema, aparentemente inconexo en la enumeración de
fenómenos naturales, cobra sentido con la petición final del poeta al amigo,
que se hace patente con la forma verbal imperativa: “sube al Espino
donde está su tierra”, un imperativo suavizado por el tono amigable del poema.
Anteriormente y a lo largo de todo el texto, se han ido sucediendo hasta dieciséis
formas verbales, todas ellas en modo indicativo para describir la realidad
y certeza del proceso natural del despertar de la naturaleza: “¿está la primavera vistiendo...?”, “¿primavera
tarda, pero es tan bella y dulce cuando llega...”, “¿tienen los viejos olmos
algunas hojas nuevas...?”, etc. Sin embargo, lo que para el poeta puede ser
certeza presente del despertar primaveral del mes de abril, visto desde la
lejanía y el recuerdo se vuelve delicada especulación interrogativa o futuro
de posibilidad: “Aún las acacias estarán desnudas...”, “habrán ido
llegando las cigüeñas...”, “Ya las abejas libarán...”
Por otra
parte, cabe señalar que la acción física que expresan la mayor parte de
los verbos del texto queda suavizada bien por la personificación
de lo natural (“Primavera tarda, pero es tan bella y dulce cuando llega...”)
bien por el uso perifrástico (“habrán ido llegando las cigüeñas...”) o
por el estilo metafórico (“¿está la primavera vistiendo ya las ramas?”).
En definitiva,
mediante este uso verbal Machado refleja a la perfección, mediante una carta personal, cómo la eclosión de la
naturaleza se convierte en un admirable símbolo del constante renacer del amor
a su esposa muerta.
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